domingo, 21 de diciembre de 2014

Sin fin.


Me cansé.

Me cansé de sentir cosas que ni si quiera quiero sentir, de decir cosas que no pienso, de llorar pérdidas que nunca tuve, de ayudar al me retiró la mano, de vivir cuándo no sé ni lo que es, de saber sin entender, de aprender sin curiosidad y de memorizar sin querer. Me cansé de sentir.

Me cansé de vivir en un mundo hipócrita dónde yo soy la primera pecadora, de vivir con miedo, al qué, al cómo y al por qué "dirán", de vivir sin gritar, sin sentir y sin ser, de vivir encerrada en un mundo vacío, de vivir para demostrar, de estar controlada por el poderoso caballero Don Dinero y algún mindundi con demasiado poder. Me cansé de vivir.

Me cansé de sufrir por cada pérdida, por cada caída y por cada golpe, de sufrir por no ser quién soy y por no saber quién eres. Me cansé de sufrir por ti, por ella, por él, por nosotros, por vosotros y por mi. Me cansé de sufrir.

Me cansé de aguantar la risa, las lágrimas, la rabia y la euforia, de aguantar que me chillen, que me mangoneen, que me controlen, que me digan, que me ordenen, que me prohíban, que me callen, que me compren, que me vendan, me cansé de aguantar una sonrisa cuando mi interior ardía de rabia. Me cansé de aguantar.

Me cansé, ya está, se acabó. No puedo más me cansé de tantas cosas, que la lista sería interminable.

Pero hay algo de lo que no me he cansado. No me he cansado de luchar, pienso seguir, y por agotada que esté, la pequeña guerrera no dejará sus armas. 

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