martes, 14 de julio de 2015

Buscando llaves

Alguien muy especial me dijo un día "Esto es lo malo de poder coger un papel y expresar más de lo que puede llegar a salir de tu boca, que te toca leerlo y afrontarlo".

Es maravilloso poder ponerle palabras a mis emociones, pues es una privilegio que muchos no se pueden permitir, significa darle vida a un sentimiento que no puedes explicar con algo tan simple como el habla. Pero a veces se hace duro afrontar lo que sientes, admitir que eres tan humano como el resto y que todo eso que has escrito es algo que está dentro de ti.

Si lo piensas bien, si nunca lo llegas a expresar, no existe, se queda ahí, en tu pensamiento, está ahí, contigo. Pero de cualquier forma, si lo cantas, si lo bailas, si los actúas, lo escribes, los pintas, lo dibujas, lo tocas en forma de música... le das vida, y te pongas como te pongas, es tuyo.

Creo que en el fondo nos gustaría encerrar en una jaula todo aquello que sentimos, y deseamos perder la llave tan lejos como sea posible. Pero no podemos. Por eso se inventó el arte. Como una forma de expresión que ha ido evolucionando con el descubrimiento de cada talento. Tu eres el creador de ese sentimiento en forma de arte. Menos mal que ni Bach, ni García Márquez, ni Da Vinci, Shakespeare, Depp, Whitney Houston... perdieron su llave, porque aunque les dolió expresarse, porque estoy segura que dolió, de no haberlo hecho no sé habría sido de nuestro mundo. Todos, todos, lee bien y presta atención, todos, llevamos un artista en nuestro interior.

No lo encierres.

Im(perfectos)

Se nos olvida que somos humanos: que nos enfadamos, que lloramos, que tenemos hambre, que sufrimos de envidia, que reímos, que amamos o que cometemos errores; se nos olvidan nuestros propios instintos más primarios y cuando llegan y nos tocan, nos cuesta admitir que son nuestros. Porque al fin y al cabo no somos más que un experimento de perfección que nunca ha dado resultados. Me encanta nuestra imperfección, me encanta que la vida consista en lidiar con nosotros mismos. Somos tan diferentes, tan parecidos, tan normales y tan raros, que contradiciendo a cualquier filósofo, es imposible definir al ser humano.

Me gusta cuando hablamos de personas y no de gente. Porque las personas somos tú, yo, él, nosotros, vosotros y ellos. La gente es aquella que no es nadie y somos todos. La gente dice, las personas hablan, la gente miente, las personas son sinceras, la gente odia, las personas quieren... ¿no te suenan todos esas frases sin acabar? Cuando hablamos de personas, nos referimos a la parte humana, a la parte que siente, y a la gente la nombramos cuando hablamos de la parte fría de nuestra propia humanidad.

Por todo esto, cuando hablo de los seguidores de este blog, hablo de "mis personitas" porque sois esos humanos que sienten cuando leen, y me hacen sentir cuando comentan. Otra vez. Gracias por ser una personita tan increíble y leer cada bala sin dirección.