viernes, 8 de mayo de 2015

Porque a mí


¿Por qué a mí? Por qué a mí, cuando en realidad quieres preguntar que por qué no él. Por qué a mí cuando alargas la pregunta más de la cuenta y sólo quieres preguntar por qué. Por qué a mí, cuando no acabas las frase y olvidas decir `a mí que soy tan bueno´. Por qué a mí si ya me ha pasado todo lo que me puede pasar, por qué a mí si nada puede ser peor, por qué a mí que lo he hecho todo tan bien. ¿Por qué a mí y no a ti? Por qué a mí?


La pregunta revela la parte egocéntrica y narcisista que todos tenemos bien guardada. Unos mejor que otros. También muestra un toque de desesperación al no saber qué más puede pasar. No olvidemos la parte egoísta que sale a la luz y por supuesto, la parte dónde no se nos ocurre pregunta mejor para justificar que la culpa no es nuestra. La pregunta enseña la agonía más grande que podrás sentir. La pregunta se hace cuando crees no merecer lo que te pasa, pero siento decirte, que eso es precisamente lo que te mereces. Y no vengas con cuentos, porque en el fondo, todos sabemos quién eres. 

A decir verdad, la pregunta no es una pregunta, es una excusa. Un maldita excusa. Si te ha tocado vivir eso, no te preguntes por qué a ti, pregúntate qué hacer. Deja de perder el tiempo intentando buscar otro culpable y justificando que la vida te trata mal. Tampoco te bases e el destino o en la suerte, ni el karma, ni en un Dios. Aprende esto, TÚ. Tú solucionarás tus problemas, tú has ganado todo lo que tienes, tú mereces todo lo que eres, tú puede salir de ahí. Y todo lo demás, son simples excusas que no llegarán a nada. Por eso, quita los signos de interrogación, y di `Porque a mí´y cuando la acabes, tendrás la solución. Porque a mí, nada me puede. Y fin. 

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