viernes, 18 de septiembre de 2015

Balas sin dirección

Balas como palabras, balas como intentos de sembrar el pánico en ti, balas que asustan, balas que te cambian. Son como cápsulas cargadas de sentimientos y pensamientos. No hay ninguna bala que pase desapercibida. Se forman a base de experiencias, momentos de inspiración, necesidad de expresarse de cualquier manera, rabia, frustración, alegría, ganas de cambiar el mundo y la imposibilidad de callarme un segundo más. Salen disparadas llenas de valor, ilusión, fuerza, valentía, miedo, emoción y entusiasmo. Pero salen sin dirección.

Sin dirección porque son balas que disparo simplemente por el placer de disparar, no tienen un objetivo mayor que el gustazo de dispararlas, de escribirlas. Escribo porque tengo esa necesidad, pero el día que deje de disfrutarlo, dejaré de hacerlo, el día que no quiera escribir no escribiré, y el día que acabe una entrada y no se mueva nada en mí, cerraré esta etapa de mi vida. Cuando disparo en ningún momento he tenido una víctima en la cabeza, no he escrito por y para nadie, ni pensando en dedicárselo a alguien o pretendiendo que un "especial" lo lea. Pero tú tuviste la mala suerte de pasar por delante y que la bala te atravesara, a veces se quedará dentro, y otras supongo que entra tan fácil como sale. ¿Para qué lo compartes? Te preguntarás, pues por el maravillosos  hecho de que las balas poco a poco dejaron de ser mías y empezaron a ser nuestras, porque no puedo negar que los comentarios y los debates que se generan por ellas me tienen enganchada. Sin dirección pero con sorpresas. Y esas sorpresas sois ustedes. 

Balas sin dirección. 



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