jueves, 10 de septiembre de 2015

Cabos

Y entonces aparece. Llega esa persona que suelta esa palabra que no tiene sentido. La suelta sin pensar. Y siembra el pánico. En ti. En tu cerebro. En tu vida. CAMBIO

Ya está, ya no hay vuelta atrás, tienes el cambio metido en tu cerebro. No puedes dejar de darle vueltas a la palabra. La repites una y otra vez. Porque te da miedo. Y crees que no, pero sí. Tu puñetera condición humana te obliga a la rutina y a las costumbres, y cuando un cambio se avecina te da pavor. Ya el pánico se ha apoderado de ti porque en realidad no sabes qué hacer. Te han dicho esa jodida palabra, que a saber qué listillo se atrevió a pronunciar, y te han fastidiado pero bien. Y sabes que lo necesitas. Sabes que no puedes seguir así, que llevas demasiado tiempo en lo mismo. "A partir de hoy las cosas empezaran a ser diferentes" te repites entredientes mientras sigues sentado en el mismo banco, rodeado de las mismas personas y en el mismo sitio en el que vives desde hace años, porque el mundo es demasiado grande para ti. Quieres cambiar pero no sabes como, o sí sabes; pero, y si, aunque... Que te lo digo yo, que tienes miedo, que quieres hacer muchas cosas, descubrir, moverte, conocer, ampliar; pero siempre hay un pero, algún cabo que debes dejar bien atado, ese mismo cabo que no te deja cambiar. Ese mismo cabo que te ata a tu tierra, a tu gente, a tu zona de confort. A esa zona de confort monótona y aburrida en la que ya ni siquiera sabes si estás cómodo. Pero el gran problema es que necesitas hacerlo.

                                            

¿Y si lo llamamos desarrollo, o evolución? Asusta menos, ¿eh? Es que en realidad cuando las cosas cambian, no dejan de ser lo que eran, sino que se transforman. Porque el pasado no se puede modificar, algo que era no deja de ser, sino que pasa a ser una mejor versión de sí misma. Y te digo algo más, vivimos en constante evolución, pues cada palabra, cada segundo, cada persona te aporta una pequeña gota de "cambio" en tu vida. Pero hay personas que necesitamos evoluciones a lo bestia. Ampliar la zona de confort o salir directamente de ella. Los que necesitamos océanos de cambios. Los que nos gustan que nos siembren miedo y vivir en constante tensión. Nosotros somos los que realmente vivimos.

¿Cuántos cabos te quedan por atar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario