domingo, 20 de septiembre de 2015

El libro que está sobre el estante

Quería escribir de todo, de todo lo que pasa en un momento. Del libro que está sobre el estante a la izquierda del trofeo que ganaste el día que empezó aquella historia que nunca me contaste, de ese pañuelo violeta que te compraste en aquella tiendecita en la esquina de la calle en la que me encontraste, de la locura que cometí aquel día cuando estaba sentada en el parque dónde me miraste. Me faltaban palabras, huían de mí con temor a que las escribiera, era tan mágico que parecía real. Y es la gracia que tuvo aquel día, que lo escribí todo, todo lo que nos pasó en un momento, todo lo que vivimos en un solo segundo. Es lo bonito que tenemos, que pudimos inmortalizarlo de la manera más bonita que puede existir: expresándolo. No fue fácil, no, para nada, las palabras eran insuficientes, materializar lo irreal era la más dura tarea, de hecho, fue tan difícil que un momento me planteé dejar de escribir y empezar a simplemente soñar. Pero ahí seguí, inventando las palabras que no existían, intentando que todo cuadrara, porque era demasiado bonito, temía que si no lo escribía hubiera quedado simplemente en mi imaginación, porque no podía pensar que en un momento como aquel todo quedara en vano. Porque mi vida quedaría reducida a la nada si caía en la trampa de la realidad. Porque necesitaba escribir de todo, de todo lo que pasa en un momento.




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