domingo, 3 de enero de 2016

Intocables

¿Cuándo se superan los límites de lo racional? ¿Cuándo raya lo sentimental? ¿Cuándo encontró Harry a Sally? Cuando parece una locura. Cuando piensas que estás loco, que lo que dices no tiene ni pies ni cabeza, porque tiene corazón, cuando piensas que no estás cuerdo, eres un Jonathan Harker encerrado en un oscuro castillo, cuando la decisión equivocada sigue pareciendo la más "lógica" con tal de no perder a esa persona, cuando te tortura la idea de marcharte, cuando pasas a ser Nemo Nobody antes de perder el tren. Dudas de tu propia identidad, de los valores que tienes, cual Walter Black y su castor, dudas si dejarte atrás a ti mismo o avanzar con todo, así como Mia a sus 17 años. Intentas buscar una única respuesta, una única solución, nada de ambigüedades, ser un Leonard Shelby cada día. 

Finalmente lo que quieres es ser Invencible, un Louis Zamperini, tener claro en todo momento lo que es más conveniente, lo más racional. ¿Sentimientos? -Menuda gilipollez, diría Clyde Shelton. Y así acabaremos todos como Melvin Udall, solos, intentando entender la pasión, el odio, el amor, la confianza y la envidia, como si pudiéramos sentir la teoría de la relatividad o la la raíz cuadrada de veinticuatro. Yo lo único que quiero descubrir es el secreto de tus ojos, Irene, y dejar fluir cada gota de emoción, de locura, de Tom y de Summer. 

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